COLEGIO SAGRADA FAMILIA ELDA

Desde Silicon Valley nuestra exalumna nos cuenta sus proyectos

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En sus más de 50 años de historia el Colegio Sagrada Familia de Elda se ha consolidado como uno de los mejores colegios de Alicante y ha formado a grandes personas y a grandes profesionales. Queremos inaugurar nuestra sección dedicada a nuestros antiguos alumnos con una entrevista a la exalumna Gala Gil Amat.

Desde Silicon Valley nos ha atendido para contarnos sus recuerdos del colegio y su increíble y exitosa trayectoria profesional a pesar de su juventud, ya que apenas ha cumplido los 22 años y, por tanto, hace tan solo algunos que dejó las aulas que la vieron crecer para aventurarse en el mundo de la traducción, el marketing digital y el emprendedurismo. Con dominio de catalán, inglés, francés, polaco y español sigue dispuesta a traspasar fronteras y su imagen ha aparecido en el famoso luminoso de Times Square con su empresa Yellowfinch.

CSF: ¿Qué ha significado para ti la Sagrada Familia?

GGA: Para mí la Sagrada lo ha sido todo. Entré con tres años y podemos decir que me he criado allí. Desde pequeña siempre me ha gustado estudiar y en sus aulas aprendí mucho tanto a nivel educativo como humano, con grandes profesores que recuerdo con mucho cariño como Azucena o Juan Luis, quienes siempre me apoyaron y me orientaron para hacer lo que yo quería en el futuro. O don Mariano, que me enseñó a ver las Matemáticas desde otro punto de vista y a aprender que detrás de valores como la constancia siempre hay una recompensa. Son lecciones que te dan y que con el tiempo cobran sentido.

CSF: Nos has comentado que siempre te ha gustado estudiar pero ¿crees que también es importante el papel del centro para sacar el potencial que todo alumno tiene en su interior?

GGA: Por supuesto. A mí siempre me ha encantado aprender y he sido muy curiosa. Me han gustado tanto Ciencias como Humanidades pero el papel que desarrolla el centro es muy importante para sacar lo mejor de ti mismo. En ese sentido, siempre me sentí muy respaldada y apoyada para cumplir todos mis sueños.

CSF: ¿Sigues en contacto con el colegio o con tus compañeros?
GGA: Sí, claro. Es un vínculo que no quiero perder porque para mí la Sagrada significa mucho. Dos primos míos venían conmigo a clase. Mis padres se casaron en la capilla de la Sagrada y también mi padre fue alumno. Al menos una vez al año nos juntamos todos los compañeros y compartimos recuerdos de nuestra infancia y niñez.

CSF: Siempre fuiste una alumna destacada… Con mención Honorífica Sobresaliente.
GGA: Bueno, como te he dicho, siempre he sido muy curiosa y al aprender implica dar respuesta a esa curiosidad. Pero además para saber desenvolverte en la vida tienes también que tener don de gentes, saber estar, ser empático…

CSF: Y tu inquietud te llevó a aprender idiomas…

GGA: Sí, con 15 años me fui a Irlanda a aprender inglés, después pasé dos veranos en París aprendiendo francés y he vivido un año y medio en Varsovia. Siempre me habían gustado los idiomas y pensé que podría orientar mi futuro profesional por esa vía.

CSF: Y así llegas hasta la Universidad de Alicante, donde te matriculas en Traducción e Interpretación, en un año en el que la nota de corte era muy alta.

GGA: Sí, la nota para entrar era de 11,56 y yo saqué una media de 13,14 sobre 14. Así que comencé mis estudios aunque luego haya ido por otros derroteros.

CSF: ¿Y cómo empezaste a introducirte en el marketing digital?

GGA: En primero de carrera asistí a una charla en la que hablaban de la importancia de tener un blog y ser activo en las redes sociales, así que lo monté todo y empecé a publicar contenidos sobre lenguas, sobre idiomas, etc. Y a través del blog me llegó una oferta de la ONU. Era un proyecto de seis meses para traducir del inglés al español y también me llamaron del Parlamento Europeo para hacer un videoblog, una experiencia que me resultó muy interesante. Al mismo tiempo mi blog comenzó a tener cada vez más auge y seguí formándome en redes sociales mientras estudiaba la carrera y fui cogiendo cada vez más experiencia.

CSF: Y así llegas hasta segundo de carrera donde tu vida de nuevo da un giro.

GGA: Empecé a pensar que quería ser intérprete en la Comisión Europea, y me recomendaron que para conseguirlo tenía que saber además de la lengua materna, inglés, francés o alemán y un idioma más exótico. En este segundo año, gracias a mis conocimientos de idiomas y marketing, me contrató una empresa canadiense con muchas sedes por Europa que desarrollaba a soluciones lingüísticas para empresas como IBM.

Llego así a tercero de carrera y me hacen embajadora de Hootsuite, una empresa de gestión de redes sociales, y también un empresario británico que organizaba cenas para emprendedores en toda Europa me contrata para ayudarle con la búsqueda de invitados y con la gestión de conferenciantes de grandes gigantes tecnológicos. Así comienzo a decantarme más por la tecnología que por el marketing o por la traducción.

Y estaba muy involucrada en este proyecto cuando una amiga, viendo mi iniciativa emprendedora, me comentó que había un curso en Stanford para jóvenes emprendedores y aunque el proceso de selección era muy complejo finalmente me eligieron.

Así que marché desde Varsovia hasta Silicon Valley, donde pasé tres meses en Palo Alto. Allí aprendí muchísimo, con profesores excepcionales, ya que el nivel educativo es extraordinario.

Una de mis clases estaba dedicada al emprendimiento tecnológico, donde el primer día teníamos que presentar un problema que hubiésemos experimentado y después, a través de una votación, se elegían aquellas ideas en las que se trabajaría durante el curso en equipos.

Cuando estaba en Varsovia un supermercado se derrumbó por el peso de la nieve, pero yo en aquel entonces pensaba que era un fenómeno aislado, pero compañeros míos me dijeron que era un problema real y común en los países donde nieva a menudo y pensé que era una buena idea desarrollar un sistema que alertara de estas incidencias cuando el peso de la nieve provocara daños estructurales en los edificios.

La idea que propuse gustó tanto a profesores como a compañeros y junto a un equipo de ingenieros, comenzamos a trabajar en el proyecto. Desde Palo Alto me iba cada tarde en tren hasta San Francisco a establecer nuevos contactos e ir desarrollando el proyecto.

El curso de Stanford finalizó pero yo quería materializar la idea y con un ingeniero que era el supervisor de mi residencia y que se acababa de graduar de esta universidad, montamos la empresa Yellowfinch en septiembre de 2016. Más tarde contamos con la colaboración de otro ingeniero para desarrollar el hardware. Pero yo tenía que volver a la Universidad de Alicante a cursar mi último año, y fue realmente duro porque cada dos meses me desplazaba a EE UU para coordinar todo el proyecto, pero la verdad es que los profesores fueron bastante comprensivos y los compañeros de clase me ayudaron.

CSF: Finalmente acabaste la carrera y decidiste volver a Palo Alto.

GGA: Sí. Mientras estudiaba para acabar el último año, daba charlas sobre emprendimiento y motivación, trabajé en la empresa FIXR liderada por el increíble Andrés Tourribia y en cuanto terminé todos los exámenes y mi TFG, me mudé a Palo Alto para poder seguir con mi empresa rodeada de mis cofundadores.

CSF: ¿Y cuáles son tus planes de futuro?

Desde que volví en junio de 2017 hemos progresado bastante. Tenemos un prototipo funcional y varios clientes interesados. Ahora estamos en la fase de conseguir capital para poner en marcha esos programas piloto y también estamos en contacto con aseguradoras. Estamos muy ilusionados con este proyecto y también con ganas de impulsar otros diferentes y atentos a nuevas oportunidades en Europa.

CSF: Y tu imagen en el famoso luminoso de Times Square, la plaza más conocida de Nueva York, ¿cómo surgió?

GGA: La verdad es que fue un momento inolvidable que mi imagen apareciese en Times Square. Solicité un programa de aceleración de empresas organizado por NASDAQ Entrepreneurial Center y escogieron a diez para salir en este luminoso donde están las mejores compañías. Pusieron nuestra foto durante cuatro horas y es un gran recuerdo y un gran empuje para seguir adelante.